Ficha: Accidente mortal por atrapamiento en el interior de una zanja por desprendimiento de tierras.
Autor: – Actualidad Preventiva Andaluza (Dirección General de Seguridad y Salud Laboral | Junta de Andalucía)
TRABAJO QUE REALIZABA
El trabajador, un albañil de 33 años, pertenecía una empresa de construcción con una plantilla de 38 trabajadores. Realizaban una obra de conexiones de abastecimiento y saneamiento. En ese momento, junto con otros dos compañeros y el maquinista de una retroexcavadora perteneciente a una subcontrata, estaba ejecutando una zanja para la instalación de un tubo colector de unos 6 m de longitud.
La instalación del colector la hacían por tramos. El operario y otro compañero se encargaban, entre otras tareas, de conducir los autovolquetes o dumpers con el material no aprovechable extraído por la retroexcavadora en la ejecución de la zanja.
Para evitar el riesgo de hundimiento el procedimiento normal era la utilización de un cajón de entibación. En la zona urbana donde estaban se dejó de utilizar por falta de espacio, evitar
reconstruir bordillos del acerado, intersección con otros servicios como conducciones eléctricas, nivel freático, etc.
En el lugar del accidente, la profundidad de zanja prevista en el proyecto de ejecución era de 1,53 m.
Al existir una conducción eléctrica situada a 1,35 m, se tuvo que incrementar hasta los 2,5 m para salvar dicha conducción y que pudiese pasar por debajo el tubo del colector.
En ese punto la zanja tenía una anchura de 60 cm, paredes verticales y habían dejado volado por encima el bordillo del acerado que giraba en ese punto, para evitar su reconstrucción.
ACCIDENTE
El maquinista se encontraba excavando con la retroexcavadora y cargando el dumper del trabajador que estaba estacionado junto a la zanja. Cuando observó que había llegado a la intersección con la canalización eléctrica, indicó que había que descubrir un poco dicha conducción para evitar el golpearla y dañarla. El accidentado cogió un palín y se metió en la zanja por el extremo opuesto, por la parte más profunda. En ese punto no podía entrar bien el cazo de la máquina por la obstaculización del bordillo volado.
Cuando se encontraba a la altura del bordillo volado, se produjo un desprendimiento o corrimiento de tierras de una de las paredes de la zanja y parte del acerado y de la calzada, atrapando al
accidentado y dejándolo completamente enterrado. Los compañeros, que no sabían exactamente el punto en que se encontraba el accidentado, comenzaron a retirar tierra y trozos de acerado y pavimentación. Cuando lo descubrieron ya había fallecido.
OTRAS CIRCUNSTANCIAS RELEVANTES
La zanja en cuestión carecía de cualquier medida de prevención para evitar el riesgo de derrumbe de sus paredes y atrapamiento de los trabajadores que en ella tuviesen que entrar, tales como taludes de las paredes adecuados a las características del terreno, entibaciones, etc.
En el Plan de Seguridad y Salud de la Obra, en el apartado de excavación de zanjas, se indicaban entre otras medidas preventivas:
• Cuando la profundidad de una zanja sea igual o superior a 1,50 m se entibará en caso de no ser posible su taluzado.
• Disposición de talud natural o sistema de contención o protección previo a la entrada de operarios en la zona de riesgo en función de la naturaleza del terreno. A juicio del jefe de obra.
• Se seguirán las normas para los trabajos en presencia de líneas eléctricas (aéreas y enterradas) y conducciones, así como para los trabajos de excavaciones y entibaciones. Complementando estas medidas, es ineludible la inspección continuada del comportamiento de la protección especial, tras alternaciones climáticas o meteóricas.
• Se revisará el estado de cortes o taludes a intervalos regulares en aquellos casos en los que puedan recibir empujes exógenos por proximidad de caminos o calles transitadas por vehículos, y en especial si en la proximidad se establecen tajos con uso de martillos neumáticos, compactaciones por vibración o paso de maquinaria para el movimiento de tierras.
• Antes de comenzar los trabajos se realizará una inspección por parte del jefe de obra a la zona por la que discurra la zanja y recabará la información previa sobre servicios y afecciones. Sobre todo, en régimen de lluvias y encharcamiento de las zanjas, es imprescindible la revisión minuciosa y detallada antes de reanudar los trabajos.
En algunas actas de visita instruidas por el Coordinador de Seguridad y Salud durante la ejecución de la obra y en reunión de coordinación de actividades empresariales, se había recordado a la empresa que debían entibarse las zanjas cuya altura superara los 1,30 m, así como que los trabajos en zanjas se harían bajo la supervisión del recurso preventivo.
El terreno desprendido era zahorra artificial de relleno del muro de contención de los sótanos de las viviendas colindantes. Su poca compactación favoreció el derrumbe o corrimiento de tierras, coincidiendo además con la cimentación de una farola. Las vibraciones y golpes transmitidos al terreno por la propia maquinaria en las inmediaciones de la zanja pudieron incrementar la probabilidad del desprendimiento de la pared de la zanja.
Todos los operarios que participaban en la obra habían recibido formación e información sobre los riesgos y medidas preventivas a llevar a cabo en obras de construcción. El Recurso Preventivo de la empresa en la obra era el propio Jefe de Obra y no estaba presente el día del accidente.
Según consta en el Plan de Seguridad y Salud e la Obra, en el apartado de condiciones generales en trabajos de excavación y ataluzado, los riesgos de sepultamíento o hundimiento son considerados especiales por el R.D. 1627/97 (Anexo II), por lo que está prevista la presencia de un recurso preventivo durante la ejecución de éstos trabajos, como así se indica también en las funciones a desarrollar en el acta de nombramiento de Recurso Preventivo.
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