Las nuevas actividades laborales ligadas al reciclaje de la basura electrónica conllevan riesgos laborales emergentes.
En las II Jornadas Científicas de Estudios de Revisión de Salud Laboral, organizadas por la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo del Instituto de Salud Carlos III (ENMT-ISCIII), celebradas los días 28 y 29 del pasado mes de enero, se abordaron los principales retos a los que se enfrenta la Medicina del Trabajo en la sociedad actual y dentro de un mundo globalizado. Uno de los principales retos afecta al ámbito de la salud laboral en la economía verde, en relación a la enorme cantidad de materiales de desecho procedentes de equipos electrónicos que se producen en nuestros días y que contribuyen a incrementar la “basura electrónica o e-waste”.
En relación con la basura electrónica, se señaló que la acumulación de residuos genera actividades relacionadas con el tratamiento de este tipo de materiales, y en consecuencia, riesgos laborales emergentes. En muchos casos su manipulación se realiza en basureros controlados, pero en otras ocasiones se lleva a cabo por personal inexperto en basureros clandestinos o de forma incontrolada como consecuencia del robo de cableado, tan común en nuestros días.
La tercera vía se produce cuando se derivan estos residuos hacia basureros electrónicos ubicados en países de en vías de desarrollo, donde los trabajos se realizan frecuentemente bajo condiciones laborales que no garantizan las medidas básicas de prevención para los trabajadores ni para la conservación del medio ambiente. Aunque el cobre es uno de los principales componentes de los aparatos electrónicos, el riesgo que supone para la salud su manipulación es prácticamente nulo, salvo por ingesta accidental, sin embargo, los PBD y otros tipos de plásticos utilizados en el revestimiento, aislamiento y carcasas, se comportan como los principales contaminantes tanto para el personal que lo manipula como para el medio ambiente cuando su tratamiento no se realiza de forma adecuada.